viernes, 17 de marzo de 2017

Cuento 3

Esta es una historia de un ser que estaba muy solo. Yo lo conocí cuando estábamos en el colegio y me la llevaba bien con él.
La cuestión es que un día me di cuenta de que a el le gustaba estar solo, me estaba apartando. Fue raro que a quien llegué a considerar mi amigo, me estuviera alejando de él.

El problema empieza cuando voy y le hago el reclamo.
-Viejo ¿Qué pasa? – Le pregunto-
-¿Tiene que pasar algo?-Me responde como más me enfurece.-

Luego le dije que no tenía por qué alejarme de él, pues yo tampoco es que tenga mucha presencia como para molestarlo, pero él siguió alejándose.

En un recreo él se alejó por completo.
Cuando se cayó, sus raíces se separaron por completo de su tronco y terminó aplastando el carro del profesor de español que todos amaban.

                                                                       FIN.

Caminar.

Ser, el verbo más complicado.
Camino 3 cuadras hechas por el demonio, inclinadas a 60 grados, en medio del verano, con calores de 30 grados y mi cuerpo no resiste, y todos mis dolores salen a divertirse haciéndome sufrir. No puedo evitar fruncir el ceño aún más, y tampoco puedo evitar el hecho de que no puedo caminar rápido como suelo hacerlo; saco un cigarrillo, me lo pongo en mi ya seca boca y me dispongo a fumarlo. Aparece de pronto el pensamiento de que aún me falta mucho por caminar.
-Eres un flojo y aun te faltan 9 cuadras más.
-Calláte mejor, imbécil, suficiente tengo con el peso de su cuerpo, mi cuerpo. No quiero lidiar con mi mente pensando estupideces.

Trato de acelerar el paso, la gente lenta al caminar me fastidia, y más cuando voy detrás de ellos. Veo una anciana, lenta y jorobada. Lleva un bastón de madera. Las ganas de meterle una patada en el culo me invaden.
A pesar de eso me controlo y sigo hacia mi destino.
Me duele la espalda
-¡Que te la mochen!
-¡Que te la mochen!
-¡Que te den con un martillo!
-¡Exacto, de eso se trata!
-Sufrir.

¿Qué hay de la miserable vida de todos y lo extraño que es morir? Solo se apagan las luces y ya, ¡muerto! ¡Chao! ¡Nunca más! Simplemente dejar de pensar y de existir y de ¡SER! ¡SER! ¡SER! ¡SER! ¡SER! Ser.

Llego al inicio y debo seguir caminando, sin importar las viejas atravesadas, ni las hipócritas sonrisas de los conocidos que andan por ahí.
¿Y si dormir es lo más parecido a morir?

Me tropecé.
-¡Imbécil! Ponga atención si no quiere que nos matemos.
-¡Cállese!

Los hermosos y útiles niños corren por la calle, riendo con sus voces melodiosas y exclamando frases importantísimas y totalmente trascendentales.
Pero de pronto suena un carro frenando bruscamente. Giro la cabeza en busca de buenas noticias mientras pienso: "Uno menos".
Apenas lo rozó y llora del susto provocado por el ruido que hizo el carro al frenar.
Sale la madre del niño gritando. Pero los gritos son opacados por el sonido estruendoso y asqueroso de una moto de traquetos. ¡Ratas asquerosas!
-Hey peludo, gonorrea ¡Ojo lo piso pirobo!- Me dice el tipo.
-Ponga atención usted, hijueputa- Respondo.

Por poco y no llego a mi casa.
¿Ahora qué haré? Nada.
No hubiera empezado a caminar. Vuelo al inicio, ser es muy complicado.

                                                                       FIN.