Hay plantas que deben ser paseadas,
el sol apenas llega a su lugar.
Un matero que es borde y hogar
les priva de pegarse caminadas.
Las matas deben ser asoleadas,
a mi cactus la luz no voy a negar.
A las doce, queriendo el sol tomar
vamos tras baldosas iluminadas.
Me detengo a observarlo crecer.
Con la poca devoción que me queda,
le doy un agua que no va a beber.
Es momento de hacer lo que pueda,
aunque lo cuide, igual va a fallecer
dentro del matero que lo hospeda.
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