Pasaron los años y nada muta
mis palabras solo tocan el techo.
No hay ente cercano a mi lecho,
esta gran desidia es absoluta.
Mi presencia no es impoluta,
tengo un yunque frío en el pecho
Nada termino ni ando derecho,
mi propia existencia me enluta.
Mi mente, absoluta nómada,
soy la negación de mi devenir,
la quieta rebeldía cómoda.
Mientras devengo y me veo ir
como acróbata apóstata
de mi contradicción he de reír.
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